10 noviembre 2013

Una imagen vale más que mil palabras (1/2)

La primera vez que el señor Alfonso preguntó a Álex si quería ver sus fotografías, él pensó que le enseñaría un álbum. Uno de estos álbumes gruesos con fotos en blanco y negro un poco amarillentas por el paso del tiempo. O quizás, si era muy moderno, un ordenador, una tablet o un smartphone con imágenes digitalizadas. Lo que no se esperaba era que le sacase una libreta.
Era un cuaderno de dibujo.


Álex conoció al señor Alfonso en el ascensor de su casa. Tuvieron tiempo de sobras para entablar amistad: ese día el ascensor decidió parase y dejarlos encerrados un buen rato. Álex todavía se estaba instalando y, muy oportunamente, acababa de comprar un par de sillas plegables que les fueron como anillo al dedo. Su vecino, además, venía del supermercado, así que se sentaron cómodamente en las sillas y se comieron seis helados de cucurucho. Antes de que de deshicieran, claro.

Después de ese día, de vez en cuando sube a verlo al piso de arriba, donde vive solo. Le encanta recibir visitas. A veces hay otros vecinos de la escalera, a quienes conoce de toda la vida. Toman café y galletas y recuerdan historias de otros tiempos. A veces están los dos solos y hablan de sus dos grandes pasiones: los viajes y el dibujo.  


El señor Alfonso tiene, en su cuaderno, más de cincuenta dibujos hechos a lápiz, carbón o sanguina, que ilustran sus viajes. Un dibujo por destinación, para ser exactos.
- Lo que más me gusta de dibujar, en vez de sacar fotos, es que te hace reflexionar sobre lo que  quieres guardar en la memoria. En vez de tomar 200 fotos en un fin de semana, paseo, observo, intento captar el espíritu del lugar y entender que encuentro de especial en él. I cuando lo he encontrado, lo dibujo.

Monserrat, Granada, Tarragona, Girona, Boí Taull, Segovia, la catedral de Santiago de Compostela... su cuaderno es una pequeña colección de arte. 



Pueden pasar horas mirando dibujos, hablando de viajes y comparando impresiones. Un buen día abren la libreta al azar y salen unas columnas. Álex cree reconocer que son de la época romana.
-  ¿I este de donde es? ¿Has estado en Italia?
-  Si que estuve en Italia, si, pero este no es de Italia, sino de Francia.
Álex intenta recordar. ¿Hay algún lugar de Francia conocido por tener ruinas romanas? ¿Una especie de Tarragona a la francesa? No lo recuerda. Se mira al señor Alfonso con cara de interrogación. 

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